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Aquella del café expreso es una historia que inicia desde el grano de café tostado y molido que se encuentra con el agua y se convierte en un momento de pausa apreciada en todo el mundo.
Es a partir de la tradición italiana de un buen café que deriva el cuidado para el agua, que sea agua caliente o vapor. En función de los diferentes estilos de preparación y consumo, el trabajo con agua sin caliza da beneficios gustativos y prácticos a todos los profesionales del sector.
Además del control de la materia prima que requiere el conocimiento de la proveniencia de los mejores granos de café y diversos procesos de mezcla, no debe ser excluido de esta cultura del buen café también la calidad del agua. El uso de agua, de hecho, desprovista de cualquier sabores u olores desagradables por lo tanto se convierte en un requisito fundamental para cualquier barman.
Por otra parte, todo el mundo sabe que donde se derriba la dureza del agua, la máquina trabaja más y mejor. De hecho, el agua es un elemento vivo que trae consigo varias sustancias encontradas en su camino natural. El calcio es uno de éstos. Interrumpirlo antes de que llegue a las tuberías, calderas y tubos de vapor de máquinas de café significa alargar la vida de las mismas mediante la eliminación de los riesgos asociados con los depósitos de caliza.
Los filtros Profine® dedicados al mundo del café mantienen intactas las características organolépticas del agua, lo que garantiza que el agua haga todo su máximo trabajo para dar un buen café.
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